Comparativamente con ninfas, larvas, secas y ni hablar de streamers, las pupas han de ser de las moscas menos utilizadas.
Con frecuencia los pescadores dirigen su elección a imitar, o bien al insecto alado, cuando a simple vista pueden apreciar su presencia; o a los estadíos acuáticos de los mismos, cuando, por contraposición no advierten a los adultos. Pero es raro que elijan una pupa para intentar dar con los peces. Seguramente hay muchos mosqueros que sí lo hacen y entonces ellos sabrán perfectamente por que considero tan importante este momento en la vida de los insectos y veo muy provechoso imitarlo.
Indicios.
En la presencia de peces alimentándose en superficie y ausencia de adultos de los insectos en el aire, encontramos la primera pista.
Visitando el exigente Malleo, si de truchas buenas hablamos, me llevé este año las mayores satisfacciones pescando pupas de caddis. La presencia de adultos no era notoria. Solamente y de manera esporádica aparecía alguna mosca de mayo o alguna polilla cerca del río. Sin embargo dos buenas arcoiris recorrían una zona pequeña y quieta del río, alimentándose de tanto en tanto en la capa superficial del agua. Tras algunos intentos con secas de MayFly y Caddis, las cuales fui achicando en sus tamaños, nada sucedía. Por el contrario precisas derivas eran completamente ignoradas por las truchas.
Una ninfa flotante de May Fly, con el aditamento de silicona para que se mantenga bien arriba, aportó la segunda pista. 
Una decidida trucha subió a mirarla pero (siempre hay un pero), se arrepintió en el último segundo. Por lo menos era claro que le había interesado y seguramente ello fue por la posición que la mosca tenía en la capa superficial, pegada a ella, pero no por encima. Un solo cambio mas, a una Sparkle Pupa Yellow, con el mismo sistema, fue suficiente para tentarla definitivamente.
Evidentemente este tipo de mosca, las pupas, de uso no tan generalizado como merece, era la clave para dar con las truchas buenas del lugar.
Encontrando el por que.
Si hay que buscarle una explicación, y si es que la tiene, estimo que debe pasar por la selectividad hacia ese estadío del insecto. La mayoría entra en pánico cuando se habla del tema. En mi opinión no es tan rigurosa la necesidad de imitar exactamente al insecto real, pero si es importante al menos acercarnos en la forma y el tamaño del mismo, para entregar a la trucha la impronta que está esperando ver. Sin hacer un culto ni exagerar con el tema, seguramente sus miradas estarían puestas en ese tipo de alimento y eso comían al menos en ese momento de la mañana. Evidentemente no eran truchas oportunistas, ingiriendo todo lo que pasara cerca. El punto se agravaba por la quietud del agua, lo que les daba tiempo a mirar con detenimiento la mosca antes de tomarla.
Y otro punto que creo importante, y es tan sencillo como determinante, es que no son moscas que vean pasar todo el tiempo. En ríos muy pescados las truchas conocen de memoria las secuencias de atado de Wolly Buggers y otras remanidas moscas, incluso secas, por lo que variar en los modelos que le presentamos puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Al día siguiente otra vez encaré el río en ese mismo sector, y obviamente armado de pupas. Quedaba una trucha mas, de las buenas, en actitud alimenticia.
La experiencia se repetiría. Las pupas merecían unas chances y demostraron el por qué.
Gastón Eulogio.-