Truchas de Santa Cruz

Durante los últimos días de Marzo mi gran amigo “El Gaita”, oriundo de Río Gallegos y un eterno enamorado del río que da nombre a esa grandiosa ciudad, me invitó a recorrer algunos de los muchísimos lugares que tiene la hermosa provincia de Santa Cruz.

Santa Cruz está llena de fabulosos lugares y pueblos que guardan una increíble belleza, siendo la segunda provincia más grandes de la república, cuenta con infinitos sitios donde poder tentar alguna trucha con nuestras moscas.

Lago Strobel

El primer destino era pescar las grandes arcoíris del Lago Strobel. Haciendo noche en el pintoresco pueblo de G. Gregores, de donde me traje un hermoso recuerdo y una nueva gran amistad.

Llegamos al lago donde el viento nos castigaba mientras intentábamos extender nuestra línea sobre el agua.

Si bien tuvimos varias capturas de hermosas truchas, siempre hay una que más nos gusta. En este caso fue de un hermoso macho al cual costo bastante lograr vararlo para concretar la captura.

Lamentablemente no puedo faltar ese pique que perdimos, que no nos deja disfrutar de nuestras capturas concretadas.

Ultima tarde, pique muy violento, salió corriendo a toda velocidad sacándome la línea que tenía sobre el suelo, sacudía mis pies intentando no pisarla y cortar.

El submarino, salió corriendo hacia atrás sobre mi derecha, ya que yo estaba en la punta de una bahía… cuando se llevó toda la línea suelta comencé a seguirla por la orilla y tratar de disminuir la distancia.

De pronto decidió cambiar de dirección hacia el medio del lago… tiro… tiro… hasta que la línea perdió toda la tensión y cayo sobre el agua a igual que mi ilusión… no podré olvidarlo!

Río Coyle

El próximo destino elegido era el Río Coyle. Un hermoso rio que recorre gran parte de la provincia con hermosas truchas marrones y fontinalis.

En esta oportunidad, por más que las buscamos, las fontis me iban a dejar con ganas de volver.

Salieron unas hermosas marrones donde si bien había bastante viento, me permitieron utilizar un equipo #5 con line de flote.

El viento y una llovizna nos corrió en la hora dorada del atardecer, el cual imaginábamos que hubiera sida el mejor momento del día de pesca.

Río Gallegos

Por último, no podía irme sin conocer, como lo llama mi amigo, “a su majestad” el Gallegos, el rio Gallegos superior. Así que nos dirigimos a la zona de “puente blanco”.

Lugares soñados, donde la dureza del clima y la misma naturaleza rodea los grandes pozones que suelen tener las grandes truchas que entran a desovar en este majestuoso río.

Se que le dedicamos poco tiempo a semejante rio, lo cual fue un gran error.

Mi amigo me había aconsejado que le dediquemos más tiempo y mi ansiedad de hacer todo me llevo a solo dedicarle un atardecer y el amanecer siguiente.

Con una hermosa captura la cual disfrute enormemente, nos despedimos con la promesa de volver en cuanto pueda.