No es noticia a esta altura que las marrones, en especial las que ameritan una foto, sean la figurita difícil en los ríos de nuestra Patagonia. Y varios son los factores que lo determinan.
En primer grado las encontramos en mucho menor número que a sus primas las arcoiris, y este punto es pura matemática. Menos truchas, menos posibilidad de dar con ellas. Hasta acá nada novedoso, pero afortunadamente en la pesca poco y nada es matemática.
Otros aspectos no menos importantes de su forma de vida hacen que su pesca sea más infrecuente. Una vez leí a Morales sosteniendo que eran las más esquivas porque son las que hace mas tiempo conocen al hombre. Las salmo fario son originarias de Europa a diferencia de las arcoiris y en el nacimiento anterior de las civilizaciones europeas está la explicación a las palabras de Marcelo. Seguramente llevan muchos mas años viendo pasar pescadores junto al río y de una u otra manera toda esa experiencia las va cargando genéticamente.
Pero sin buscar explicaciones tan alejadas podemos basarnos más en su forma de alimentación y costumbres en el río.
Las marrones y en especial las de buenos tamaños no suelen moverse de su posición en el río a menos que la comida que se le ofrece realmente valga el movimiento. Fácil, resulta sumamente ocasional que una trucha de esta especie suba dos metros desde el fondo a buscar un pequeño efemeróptero a la superficie. El gasto de energía es inmenso en relación a la ganancia de proteínas que le va a representar. Y así vamos llegando a una de las primeras claves. Bocados interesantes. Y no exclusivamente Wolly Buggers en anzuelo #4, con bead head. Hasta una seca puede funcionar si se trata de una interesante imitación de Caddis o un attractor, del tipo de las Royal Wulff o Stimulator, por citar algunos ejemplos. Obviamente los streamers son efectivos, pero encasillarse en ellos nos priva de gran parte de lo que la pesca con mosca nos puede brindar.
Pero tanto o mas importante es “leer” donde puede estar escondida una buena Fario. Por contraposición a las arcoiris es rarísimo encontrar una marrón a pleno rayo del sol. Muy por el contrario lugares oscuros y muy bien protegidos son los elegidos para soportar las horas de mas luz. Por lo que si los intentos son en esta parte del día habrá que hacer volar las moscas escrutando estos agujeros en penumbras.
Claro que no todo es gratis y normalmente estos escondites son inaccesibles para nuestras líneas mosqueras. No son pocos frecuentes lugares hasta donde un roll cast se dificulta o literalmente se hace imposible. Pero es directa proporción esfuerzo/resultado.
Ahora, cuando baja la luz……todo cambia. Allí es mucho más fácil encontrar buenas marrones en la cola de los pozones donde estuvieron “guardadas” durante el día, pero que no le proporcionan la cantidad de alimento necesaria. Así se desplazan a lugares menos profundos y a la vez mucho mas poblados de insectos, páncoras, alevinos o juveniles de trucha, o cualquier otra cosa viva que tenga la desgracia de caer al agua. Roedores, ranas e incluso pequeños pájaros pueden ir a parar al fondo de una buena marrón. La temporada pasada tuve que soportar una pulseada de varios segundos con una marrón que me disputaba la pequeña trucha arcoiris que tenía clavada en el Caleufu, lo que muestra a las claras que por mas que sean remisas de tanto en tanto nos dejan ver su especial irritabilidad y oportunismo.
Y un último punto, por lo menos en este apretado resumen, es conocer en que momento se muestran más agresivas. Así, momentos previos a la reproducción, cuando las parejas van eligiendo sus lugares de desove y se muestran violentas, son tiempos productivos para los mosqueros. Intrusos no son bienvenidos en la previa de la reproducción.
Claro que a esta altura, fin de temporada, la pesca se hace un poco más pesada, en cuanto a equipos y moscas, por los niveles de agua mas elevados. Pero no le quita demasiado brillo a pulsear con una buena marrón de dos o más kilos, particularmente susceptible y carismática.
Marrones, el desafío más difícil, la satisfacción más grande.
Gastón Eulogio.-